Luciernaga Azul
Si me ves es porque quiero, y sobre lo oculto todo lo sé, soy
sombra en la noche y luz en el día, no sé cómo lo hice, pero un día sucedió, podría dar más pruebas de ello pero preferiré
hacer pensar que no lo sé, fingiré que no se nada y que todo pasa desapercibido
en la red de situaciones a mí alrededor. Una de las cosas maravillosas de ser
como soy es que puedo vivir en un mundo paralelo en donde mil personalidades me
controlan y defienden a la ves al que nunca sale, al verdadero; aquel que en un
episodio de esquizofrenia juvenil descubrió su capacidad de auto regenerar el
daño neuronal causado por vivir y ver en
exceso un mundo que nunca acepto y por
el cual sucumbió.
Fue fácil perderse en el campo del atardecer y la penumbra,
mientras enanos y duendes con sombreros de campesinos y ropas blancas recorrían
a la orilla del riachuelo sin acercarse demasiado a mí, como llamándome para sacarme
de mi confusión amarilla y sumergirme a lo largo del riachuelo pantanoso y
enterrarme en los juncos húmedos y fríos; pero salí y acá estoy.
Es tan agradable encontrar a la luciérnaga azul y mostrársela
a los ojos del mundo, y demostrar que ahí
esta y que yo la he encontrado y que a pesar de que pareciera una locura el
simple hecho de haberla encontrado, y de que se pueda ver con claridad esa luz
azul, el mundo no la acepte y me diga que sigue siendo verde... Y que... y que...
Bah! No importa si no se acepta su color, mi alma la ha capturado ya, como una vieja fotografía con bajos colores pero fotografía
al fin, prueba inequívoca de su existencia y que pone nervio al árbol rígido
que aparenta poca movilidad.
Habrá en otro lugar una mente tan curiosa como la mía, es
probable tal vez hay una más lejos de acá, y tal vez en este momento se esté
preguntando lo mismo que yo y eventualmente terminara por encontrarme; poco
probable pero, mientras ello sucede, trabajare con más luciérnagas azules, son
bonitas y emanan una luz más fuerte en la oscuridad aunque he descubierto que su
luz provoca una irritación a nivel interno, una especie de radiación que seguramente
poco a poco ira carcomiendo mi interior hasta llegar al corazón, pero aun así
guardare un puñado de ellas en mi bolsillo, son demasiadas que voy encontrando
en el camino y vale la pena tocarlas.
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